Cada 5 de julio en Venezuela celebramos la independencia político-administrativa
del reino español, quienes mantuvieron este régimen desde la colonización hasta
1811.
Pero ¿Somos realmente independientes?
El gobierno depende de las ordenes impuestas por Cuba,
además de tener que pagarle eternamente por ello al parecer, las fuerzas
armadas dependen de generales cubanos, y de centros de entrenamiento sirios e
iraníes. El suministro de alimentos para los programas gubernamentales depende
de negociaciones con países africanos, asiáticos y árabes, para muestra han
dejado claro que estas negociaciones eran el trabajo “diplomático” de Alex
Saab. Demás bienes dependen de importaciones privadas de China, Estados Unidos
o cualquier otro país, siempre y cuando el importador tenga la venia de Cuba.
Las industrias básicas ahora dependen de la explotación
minera controlada por grupos terroristas extranjeros con aval “legal”, y la
industria petrolera, que a inicios de los 90 llegó a ser referente a nivel
mundial, depende de operadoras chinas y rusas.
Todo está al control de una administración que deja saber
muy claramente su labor de gobernar para una mitad de la población, pero que sus
fallas dependen de factores externos: saboteos, ataques animales, guerras económicas
de quienes no controlan la economía, fenómenos naturales, y hasta paranormales.
¿De qué independencia hablamos? Se utilizó como primera línea
del discurso la soberanía alimentaria, pero destruyeron la industria local; la
soberanía política haciendo eco del supuesto imperialismo yanki, la soberanía comunicacional
y hasta de soberanía energética osaron hablar; y todo fue disminuido a un
polvillo de sociedad méndiga.
Bah, las tres Venezuelas en que nos dividieron son cien por
cien dependientes, la primera son los que tienen la pluma que escribe la
historia hoy, y hablan del paraíso socialista, porque son los únicos que pueden
disfrutar de las mieles del poder sin despeinarse. La segunda son los
empresarios que mueven algunos engranajes necesarios, y aunque se dicen “opositores”
no dan cuenta (o sí) del juego que le hacen al régimen, utilizando economía
ilegal para ventajas comerciales, logísticas y aduanales entre otras.
Pero la Venezuela más dependiente es la tercera, y sí, es la
última de todas las listas aunque es la más gruesa. Es la Venezuela ciudadana,
que depende de migajas estatales, donaciones privadas y/o de remesas extranjeras.
Esa Venezuela que conoció la comodidad con un trabajo digno y que hoy es
humillada por sus captores. La humillan demostrándoles abiertamente que dependen
de una caricatura abigotada y de la buena de Dios.
Dirán que olvidé mencionar la Venezuela del liderazgo
opositor, pero no. Esa no existe. Está escondida entre los dos primeros grupúsculos.
No hay nada qué celebrar. Al menos esperemos que el día
sirva para recordar que necesitamos volver a independizarnos.